Hola a todos, el otro día encontré un artículo relacionado con el tema del 2006 y he decidido publicar algo de lo mas interesante que he podido encontrar por la web, os dejo con ello:
Un organismo extraterrestre ha habitado durante miles de años en las entrañas del planeta Tierra. Más específicamente, en las profundidades de la selva venezolana.
El Escudo Guayanés es el enclave geológico más antiguo de la tierra, con 3.500 millones de años, está ubicado al sur del río Orinoco, este paisaje es lo que queda de una enorme meseta de sedimentos que se depositaron antes de que se formaran los océanos. Los tepuyes (morada de los dioses en lengua Pemón) nunca estuvieron bajos las aguas, y nunca fueron cubiertos por los hielos de las glaciaciones, por lo que sus cimas, son los últimos santuarios de reliquias de flora y fauna que existen sobre el planeta, se convirtieron además en el refugio de las especies sobrevivientes a la catástrofe de la inundación, y el hombre hizo de sus cimas su hogar hasta que bajaron las aguas.
La lengua Pemón es hablada por más de 20.000 personas y pertenece a la familia lingüística Caribe. Se encuentran en las subregiones del Canaima y la Gran Sabana en el sur-este del Estado Bolívar, Pemón significa “hombre”, y su mitología nos brinda pequeños fragmentos del mundo a través de su flora y su fauna dándonos explicaciones de la vida, cuando nos acercamos al mundo Pemón resalta su literatura o estética que contiene la palabra mágica y poética capaz de transformar al mundo. Según la mitología de la zona, en estos tepuyes nació la Venus Zonda-Tiká, diosa de la melodía y de las sierras, y en el Auyántepuy o montaña del infierno, viven los espíritus malignos de Mariwitón y Tramán Chitá, por lo que los nativos son incapaces de subir hasta su cumbre.
En la Gran Sabana, existen alrededor de 115 tepuyes, frecuentemente superan los 1.000 metros de desnivel con respecto a la jungla circundante, pese a los sólidos que se ven, estos tepuyes no son un único bloque compacto de tierra. Suelen estar perforados por cuevas de inmensa riqueza mineral, con variedad de fauna y flora que sólo habita en estos raros ecosistemas, prueba de ello es una extraña planta o espécimen que fue hallado en una enorme cueva que se ubica en las laderas del Chimantá Tepuy, “un curioso contexto geográfico que existe en la Guayana venezolana, un lugar realmente enorme, con un río turbulento, cataratas, cúpulas y galerías gigantescas, que logran tener dimensiones de 60 metros de ancho y 20 metros de alto, es una de las regiones más inaccesibles e inexploradas del mundo, además de ser una de las zonas biológicamente más ricas y geológicamente más antiguas”. El nombre científico dado a esta extraña planta es bioespelotema, mejor conocido como “arbolito de vidrio” de origen extraterrestre, que posiblemente se anidaron en la caverna hace miles de años, es un tipo de mineral vivo, que cuelgan desafiando la ley de la gravedad y sólo existen en Venezuela. Se trata de un ser vivo que, al igual que el resto, nace, crece, se reproduce y muere. Aunque es biológico, como una planta, produce ópalo como si fuera un mineral.
No existe otra evidencia de un ser vivo que produzca ópalo “material sílice semejante al vidrio, cuyo proceso es mineral”, su composición y temperatura favorece la producción del "ópalo amorfo", y el único en el mundo es el encontrado en Venezuela, dentro de esta cueva, que permaneció escondida en la majestuosidad del macizo Chimantá Tepuy, “considerado este como una de las montañas más enigmáticas y seductoras del complejo de mesetas o tepuyes del Escudo de Guayana”. La gran entrada de esta cueva es una gruta, y la misma fue bautizada como “La Boca del Mamut”, y mide 150 metros de ancho por 50 metros de altura, independiente de la inmensa longitud que pueda tener esta cueva, en su interior se encontraron hallazgos de incalculable valor para la ciencia como es el caso de formaciones rocosas, de cuya procedencia se presume no pertenece al planeta tierra, se trata de árboles de roca que crecen desde el suelo, en la oscuridad, a tres kilómetros de profundidad en donde no hay ni una gota de agua que les pueda dar forma, además se encuentran decenas de metros por arriba de las zonas de inundaciones, así que el agua que proviene de los ríos subterráneos tampoco los alimenta. Son formaciones rocosas que tienen vida propia, asimismo se registraron nuevas especies de fauna cuando apenas se están llevando a cabo las primeras exploraciones.
Otro hallazgo de relevancia es el cráter que se ubica cercano a la base del Chimantá Tepuy, el cual contiene fragmentos del meteorito que lo ocasionó, los procesos erosivos y el clima han borrado muchos cráteres de la superficie terrestre; y en algunos casos, a pesar de su antigüedad de miles de millones de años aún pueden apreciarse, éstos están siendo estudiados, y éste, es el primer cráter de éste tipo encontrado en la zona.
Existe una extraña leyenda que cuentan los nativos del lugar acerca de estos cráteres, "Ellos relatan que la región de Jaua-Jidi es un bosque de gran densidad, casi impenetrable y apenas habitado, el cual esta repleto de abundantes plantas y animales vivientes de especies desconocidas, o que se creen extintas. Con gran asombro mencionan un subterráneo de 1.500 metros de longitud que une internamente a los cráteres de la zona, y, que según ellos estaría aún actualmente en uso, pues se han encontrados en él huellas de tránsitos recientes. Varias veces, hombres extraños y extrañamente vestidos han sido vistos en los bosques de Jaua-Jidi, no parecen querer acercarse a los nativos, y se aventuran sólo a poca distancia de los cráteres. Su piel es de color marfil amarillento: tienen grandes ojos, como los de los jaguares y largos cabellos de diferentes colores, parecen temerosos y huyen en cuanto oyen un ruido insólito, se cree que viven en una región que se extiende en el fondo de los cráteres y en inmensas salas subterráneas. Dicen que hay entradas secretas y desconocidas que dan al bosque".
El líder Pemón Leonardo dice “No hay en nuestra lengua palabras para explicar lo que hemos visto, porque de esto sólo se habla en los sueños”.
La idea de que existía esta cueva se fue formando desde los años sesenta a través de vistazos hechos desde el aire y de fotografías tomadas durante diferentes vuelos y observadas con un estetoscopio, para armar una imagen tridimensional, y fue apenas el sábado 27 de marzo de 2004 cuando un grupo de pioneros, formados por Brewer Carías, su hijo Charles Brewer-Capriles, Federico Mayoral, Luís Carnicero, Francisco Tamayo, Alberto Tovar, Eduardo Wallis, Alejandro Chumaceiro y Alfredo Chacón; pisaron la cueva por primera vez para comenzar con las labores de exploración , a partir de ese momento, los investigadores recogieron datos y muestras de la fauna y la flora del lugar, además, recolectaron minerales atípicos, los cuales han sido estudiados por expertos internacionales en cuatro exploraciones hechas, entre ellos se cuentan, además de los ya mencionados, los venezolanos Francisco Delascio, Ricardo Guerrero, César Barrio y Hernán Biord y los checos y eslovacos Richard Bouda, Pavel Barabás, Peter Medzihradsk, Erik Kapuscian, Marian Majercak, Zolo Agh, Zdenko Hochmuth, Jan Pavlik y Marcel Griflik. Para lograr el éxito de estos estudios, las expediciones fueron preparadas minuciosamente en cuanto a técnicas y equipos altamente sofisticados, además se realizaron investigaciones espeleológicas y zoológicas y estudios tipológicos con recolecta de muestras.
Aspecto Científico
La Nasa confirmó que existe un extraño mineral clasificado como “Bioespeleotema”, con características de ser vivo, localizado en una cueva venezolana, en los dominios geográficos del Autana, cerro mítico de los nativos de la Gran Sabana venezolana, en cuyo interior se han encontrado microorganismos únicos que se considera provienen de Marte, porque son muy semejantes a otros descubiertos en pruebas realizadas en ese planeta, se trata de un microorganismo exobiológico (del espacio exterior), mitad vegetal y con rasgos minerales el cual increíblemente produce piedras de ópalo, así lo reporta el análisis de las muestras enviadas a los laboratorios de la agencia espacial en Madrid.
Bioespelotema, palabra compuesta por el prefijo bio, de biológico o ser vivo, y espelotema, que es lo que define a las formaciones minerales secundarias. Es un término que podría ser entendido como minerales vivos, que sólo se han encontrado en las profundidades de esta cueva venezolana, creciendo en “colonias”, desafiando la gravedad “de abajo hacia arriba” con formas similares a ramas de árboles y sin contacto con agua.
Las muestras de los bioespelotemas, término propuesto por Charles Brewer Carías, descubridor de la cueva y que define a estos organismos biológicos que producen ópalo, fueron recogidas durante una exploración realizada en mayo de 2006, liderada por Vicente Marcano, especialista en exobiología, coordinador del laboratorio de biología y química evolutiva en el Centro de Microscopía de la Universidad de Los Andes, investigador para el Centro Ames de la NASA y líder de la investigación para la composición biológica y formación de espelotemas, a la que también asistieron los investigadores Orlando Naranjo, Javier Mesa y Federico Mayoral.
Brewer Carías cuenta que "las muestras estériles y refrigeradas de espelotemas fueron llevadas en vuelo directo a Madrid, donde el profesor Marcano había sido invitado para estudiarlas en el laboratorio perteneciente a la NASA y donde se encontró, además de que hay microorganismos responsables de esas extrañas estructuras, que parecen tener origen exobiológico; es decir, que provienen del espacio exterior", afirma el descubridor quien añadió que provendrían de Marte, desde donde habrían llegado a través de un meteorito.
Se trata de una forma de vida universal del sistema solar, la explicación es que el ecosistema de la cueva, virgen hasta 2004, es similar al que tendría Marte, según pruebas realizadas, allá se encontró "ópalo amorfo", similar al obtenido, hasta ahora, sólo en la cueva, el ópalo amorfo se genera por unión de varias bacterias a una temperatura de 13 grados centígrados, el dióxido de carbono juega un rol importante en el ecosistema marciano y en el de la cueva, el 98% de Marte está compuesto por dióxido de carbono y dentro de la caverna la concentración de carbono septuplica a la del medio ambiente externo, en Marte, el hierro está en grandes volúmenes y en estos tepuyes es de los minerales más importantes.
Encontrar seres vivos que producen ópalo es el último eslabón de una larga cadena de asombros, además se dice que provienen del planeta Marte y solo se encuentran en Venezuela. ¡¡¡Quién lo Diría!!!
Descubrir los misterios de esta inmensa riqueza biológica y cultural es un reto no sólo de los investigadores y científicos que la desentrañan para beneficio de la humanidad sino también de los que apostamos por la divulgación y el conocimiento de estos saberes con el propósito de formar un ciudadano más consciente de nuestra identidad.
Publicado por ROMULO PEREZ
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