En esta nueva entrega vengo a hablarles de algo que más de uno y más de dos ya intuían: JPN está más cerca del mono que del hombre. Quizás por eso sea que, aunque gratificante, no me haya sorprendido la noticia del día. Esto lo digo porque ha sido la única noticia que puede ser calificada como tal. Lo demás es podedumbre sensacionalista.
Como ya les hablase en una anterior ocasión, poco a poco se van descubriendo cosas que se acercan más a la Verdad que a las doctrinas estatolátricas1 con las que se pretenden formar individuos carentes de todo arraigo, sapiencia y poder.
Después que algunos fueramos recomendados como carnaza para los herederos de Freud (no así para los de Jung, que fíjese como anda el personal), resulta que las pinturas rupestres de Altamira, junto con otras cuevas del norte de España (El Castillo y Tito Bustillo), podrían haber sido realizadas por neandertales y no por nuestros antepasados directos.
Como lo leen.
La nueva datación, llevada a cabo con la técnica uranio-torio en 50 pinturas de once cuevas españolas, ha revelado que esa forma de arte primitivo es al menos 10.000 años (hace 40.800, aprox.) más vetusta de lo que en principio se creía, procediendo, por tanto, de una época en la que los primeros Homo sapiens aún no habían arribado a Europa. Un caso similar a aquello que les comentase sobre las “focas” de las cuevas de Nerja.
Desde viejo es sabido que el último reducto del más postrero neandertal fue la península ibérica, incluso se adivinan en relatos hombres similares (aunque eso lo dejaré para otra ocasión), pero el duescubrimiento realizado por el grupo dirigido por Alistair Pike – que entre ustede y yo: ¡vaya nombrecito! – ha copado la portada de Science.
Según explica Pike, existe un problema al elaborar cronologías fiables del arte rupestre – una cosa que en más de una ocasión he puesto de relive y que ahora se va a confirmar – principalmente porque aplicar datación por radiocarbono a pinturas rupestres con un pigmento en base a carbón (por ejemplo), da un resultado falso. Eso por no mencionar el tamaño de la muestra – pequeño – y los efectos que la contaminación externa tienen sobre tal muestra. Por eso dos dataciones por radiocarbono hechas sobre la misma pintura arrojan resultados dispares (de ahí las famosas horquillas de entre cien y mogollocientos millones de años). Cabe ahora preguntarse si estas anomalias también pueden darse en objetos confeccionados con material orgánico (por ejemplo un lienzo de tela).
Esto plantea una serie de cuestiones, sobre todo para los que estamos familiarizados (aunque sea de forma amateaur) con el tema:
1.- ¿Quién pintó esas cuevas?
2.- ¿Por qué no se ha encontrado arte rupestre de una antigüedad anterior en África, si supuestamente venimos de allí?
3.- ¿Cuales eran las capacidades que sus autores tenían, por oposición a las que les hemos atribuido?
No parece que esto se vaya a solucionar con prontitud, pero no cabe duda de que las cosas, hasta el momento no parecen ser como nos las habían contado. Y quizás sea por ignorancia, arrogancia o vanidad, pero no cabe duda que con este hallazgo, los libros de historia se han de reescribir.
1 De estatolatría. Idolatría del Estado. Palabra esta que si bien desconozco su origen, se la he tomado prestada a Félix Rodrigo Mora.
Por JPN.
Imaginemos lo camios que implicaría esto en nuestra historia antigua.
esta forma de expresar emociones y lo que vvivian estos ancestros, realmente es para decorar nuestras casas con estas preciosas obras
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